Hace falta un esfuerzo para conservar algo de dignidad al salir del consultorio del dentista.
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Es verdad, pero para mí nada es comparable al esfuerzo que hace falta para llegar hasta el consultorio del dentista, tocar timbre y no salir corriendo antes de que abran la puerta.
Es verdad, pero para mí nada es comparable al esfuerzo que hace falta para llegar hasta el consultorio del dentista, tocar timbre y no salir corriendo antes de que abran la puerta.